Todo comenzó una mañana de Febrero de 2010 donde me encontraba con
unos amigos esperando el metro en la parada de Paiporta (Valencia) para partir
hacia Madrid. Decidí decantarme por Madrid para esta primera aventura que les
quiero contar porque es mi ciudad favorita, una ciudad llena de encanto,
multitud de gente y con muchísima vida en sus calles. Mis amigos y yo, que están
igual de locos que aquí un servidor, aprovechamos el AVE recién inaugurado para
hacer una escapadita de un día visitando la capital. El AVE solo tuvo una
duración de 1 hora y media de viaje, que pasó en una cabezadita que echamos
todos en el tren.
En cuanto menos nos dimos cuenta nos encontrábamos recién llegados
a la estación de metro de Atocha, en los cristales del metro se reflejaban ya
los primeros rayos de sol del día y nos decidimos a salir de la estación entre
una multitud de gentes que se encontraban en ella. La primera parada
obligatoria fue al salir de la estación y andar unos metros nos dimos con el
gran parque del Retiro, uno de los denominados pulmones de la capital por sus
grandes árboles su vegetación, su calma, su bienestar, etc.. Estuvimos dando
una vuelta por allí y veíamos a muchísimos runners haciendo deporte, se
respiraba un aire puro, caminando y caminando llegamos hasta el famoso estanque
donde encontramos el monumento dedicado a Alfonso XII y sus famosas barquitas
paseando la gente con ellas dentro del estanque. Al salir del retiro por una de
sus salidas dimos con la Puerta de Alcalá monumento que antiguamente era la
entrada de los que venían de Aragón, Cataluña y Francia. Nos adentramos en la
calle Alcalá bajando hacia la plaza de Cibeles con su fuente muy famosa para un
merengue como yo, y como no debía hacerme una foto como buen madridista. Una
cosa que vi curiosa fue sentir por las calles que se respiraba estrés en el
ambiente cada vez que te adentrabas más y más al centro, también cada vez más
turistas fotografiando todo tipo de monumentos y sitios emblemáticos de la
capital. Cosas que me fueron curiosas era que según avanza el día iba dando
paso a gente comiendo en las distintas terrazas y al anochecer era cuando se
tornaba más bohemia y salen a la calle muchos pintores para dibujar lugares,
gentes, etc, para mí fue el momento que más disfrute de la ciudad, gente
paseando o tocando algún instrumento. Eran ya las 4 de la tarde cuando ya
comidos nos dirigimos a dar grandes caminatas porque solo teníamos un día para
visitar la capital y el tiempo se nos echaba encima. La primera visita de la
tarde fue ver la Puerta del Sol sitio emblemático en la ciudad por su reloj y
porque desde esa plaza comienza el kilometraje hacia todos los sitios, es el km
0, conocido también por que cada año una multitud de personas acude allí la
última noche del año para pasarlo delante de la Puerta del Sol. Acabando de
visitar ese monumento nos dirigimos hacia la Catedral de la Almudena por la
Calle mayor, junto la Catedral estaba el Palacio Real con sus jardines donde se
prestaba a hacer una buena sesión fotográfica, de hecho mucha gente había
fotografiándose en sus caminos. Acabando la tarde visitamos la zona del
Santiago Bernabéu después de un gran recorrido a lo largo del Paseo de la
Castellana una calle muy larga, infinito se hizo el camino hasta allí cuando
encontramos a unos amigos en las inmediaciones del campo que eran del mismo
pueblo que nosotros, nos quedamos sorprendidos de tal casualidad aquella de coincidir
el mismo día a la misma hora en el mismo lugar dos personas que ya se conocen
sin quedar previamente, el mundo es muy pequeño. Oscureciéndose el día partimos
hacia la estación de Atocha para volver a nuestra ciudad después de un día, el
tren nos esperaba, la noche caía y el clima cada vez era mas frio. Finalmente y
agotados todos nos metimos en el tren con rumbo a nuestra ciudad y en nuestras
retinas y cámaras de fotos se quedó reflejado lo bonito que es viajar y la
cantidad de sitios que visitamos ese día en Madrid, la ciudad que nunca duerme.